¿Sabes cuál es el origen del código de barras? Esta codificación de líneas y espacios sobre fondo en contraste es un invento reciente asociado, como no podía ser de otra forma, a la industrialización. Hasta la revolución industrial, la producción artesanal se regía por numeraciones -hoy no han desaparecido, pero se asocian a la exclusividad-, y el concepto de trazabilidad no existía. Tampoco se necesitaba ninguna codificación que permitiera agilizar la contabilización de grandes cantidades de producto. Hoy no podemos concebir el intercambio de artículos sin el código de barras. ¿Nos sumergimos en la historia de los códigos de barras?

¿Quién inventó el código de barras?

La fecha 20 de octubre de 1949 supone un gran hito en la gestión de la trazabilidad de los productos para la cadena de distribución: los norteamericanos Norman Woodland y Bernard Silver registraban su patente número US2612994. Con este gesto entran de lleno en la historia como los inventores del código de barras.

La idea detrás de la historia de los códigos de barra tiene que ver con una conversación casual de Silver, al presidente de una cadena de tiendas de alimentos. Este quería saber si habría alguna forma de incluir un diseño que permitiese a sus trabajadores captar la información de pago de los artículos automáticamente en el mostrador y agilizar así las dinámicas en la tienda. Hasta entonces, se introducían a mano los precios de cada artículo. Imagina por un momento vivir de continuo situaciones que aún hoy pasan si los códigos de barras no se pueden leer cuando vas al supermercado. Pero de forma continua.

Entonces la idea se rechazó, pero el hecho de que Silver pensara que sería una buena idea supuso un hito en la historia de los códigos de barras.

Como le parecía una solución ágil y realizable, lo comentó con su amigo de la universidad. Convencido este, comenzó a investigar posibles soluciones para hacerlo realidad.

Historia de los códigos de barra: el origen de su diseño actual

Como curiosidad, los primeros diseños de los códigos de barras se realizaron con tinta que brillaba bajo la luz ultravioleta. Rápidamente se dieron cuenta de que este tipo de tinta es muy inestable y sobre todo cara para la producción, de modo que descartaron esa solución, que sin embargo, había puesto los cimientos para encontrar la solución correcta.

Siguieron varios meses de prueba y error hasta que optó por escanear líneas del código Morse y extenderlas para así crear un nuevo código que jugara con el grosor del mismo modo que el Morse juega con sus líneas y puntos. De esta forma, con tan solo cuatro líneas blancas sobre un fondo oscuro podía conseguir 7 combinaciones. Posteriormente, amplió a 10 su solución, de modo que las posibilidades de creación de códigos de barras se multiplicó exponencialmente.

Otra curiosidad en la historia de los códigos de barras: inicialmente no eran rectangulares, sino que sus inventores optaron por una forma circular, como si fuera una diana.

Ahora bien, aunque habían conseguido una solución ágil y que podía leerse desde cualquier enfoque en los productos, toparon con un problema inesperado: necesitaban un escáner que fuera fiable y barato para que cualquier tienda y fabricante pudiera asimilar su invento.

La lucha por los derechos, determinan en la historia de los códigos de barras

Hasta en 2 ocasiones recibieron oferta de IBM para comprar la patente, pero los inventores de los códigos de barras las consideraron insuficientes. Terminaron vendiendo los derechos a Philco en 1962, empresa que los revendería a RCA lo que supuso un gran paso adelante en la historia de los códigos de barras. Los avances en la tecnología de computación dieron un gran impulso a los códigos de barras. Aunque Silver no lo vería: falleció en 1963.

Ya por aquel entonces se había consensuado que si bien el diseño circular era adecuado, la disposición en líneas paralelas abarataba la producción.

Woodland, que había comenzado a trabajar en IBM en la década de los sesenta, fue clave en esa particular lucha por hacerse con el mercado de los códigos de barras. Ayudó a diseñar el Código Universal de Producto una década más tarde, que resultaría determinante para la lectura con escáner del Códi­go de Identificación Universal para Comestibles, inventado en 1970.

El 26 de junio de 1974, un supermercado de la localidad de Troy, en Ohio, escaneaba un paquete de chicles con código de barras y daba un salto cualitativo en la historia de los códigos de barras. A España tardaría únicamente 2 años más en llegar. En 1976, en un supermercado de Valencia (origen del actual Mercadona), una cajera pasaba un paquete de estropajos sobre su escáner de productos. El código de barras había llegado para quedarse.

×